sábado, marzo 28, 2009

Landismo

"Ancha es Castilla, y estrechas las castellas". Esta muestra del conocimiento popular nos sirve para recordad que hace no mucho, Spain was different. Y es que en los principios de los 70, con Franco agonizante, las españolas eran estrechas y llegaban vírgenes al matrimonio. Y los hombres eran pequeños, peludos, catetos y con muchas ganas de alegrías sexuales. De ahí otro refrán "Más tieso que la polla de un recién casado" que en la actualidad tiene menos sentido. Más tiene ese de "Follas menos que un casao", lamentablemente.

En estas llegaron las turistas, las suecas en bikini, las tetas de pezón saltarín, los guateques y demás alegrías que la situación política no nos había permitido durante tantos años. Y el cine, como siempre, retrató lo que allí pasaba. Los anhelos de los españoles, que era coger a una sueca de esas y llevarla al catre, o ponerla a veinte uñas, que se diría ahora. No lo retrató como quería, dado que aunque agonizaba aún mandaba y censuraba, pero algo hizo. Y el público acudió en masa a ver aquel cine.

Su máximo exponente, que no único, fue el gran Alfredo Landa, posiblemente el único actor que ha dado nombre a un género cinematográfico, el landismo. Landa representó durante años el estereotipo del macho español, que enloquecía a las nórdicas que venían del frio a calentarse al sol de la piel de toro. Y este cine, que ahora puede resultar triste y patético, en su día llenó las salas. Como dato, "No desearás al vecino del quinto" es la quinta película más vista del cine español, con más de cuatro millones de espectadores. Podría hacer una lista interminable sobre títulos y espectadores, que no harían si no avalar lo mismo de siempre. El cine se debe hacer para los espectadores, y en su día, ellos respondieron.

Estas películas estaban cargadas de moralina, y eso las mató. Con el paso del tiempo, apareció lo que realmente anhelaba el espectador español, que era verse reflejado follando a calzón sacado, y no con calentones revientabraguetas. Pero todo tiene un comienzo, y en este caso puede verse como una transición. Se pasó de un tipo de cine donde el sexo no existía, a uno donde era imprescindible que la protagonista se duchase lo menos dos veces por película. Y en el medio, quedó nuestro prototípico macho español, nuestro Alfredo Landa, nuestro bajito, feo, peludo y empalmado macho español, persiguiendo suecas en bikini.

El landismo no creo obras maestras del cine español, pero creo algo más grande. Creó al macho español, creó el mito, creó la leyenda y como tal, tenemos que sentirmos muy orgullosos de esa trozo de la historia del cine español. Viva el macho español, viva el landismo y el padre que lo parió.

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