martes, julio 25, 2006

A todo gas: Tokyo Race



Yo creo que la primera película de este género fué Kárate Kid. Si, de verdad. En aquella, un chavalín llega a un sitio desconocido para él y se enamora de la muchacha equivocada. Le curte el lomo el chulito del lugar, pero nuestro chaval persevera en el empeño hasta que en un justo combate le da una paliza (amén de una lección sobre la vida). Pues estas de coches son iguales, con la salvedad que ya el protagonista no es un timorato personaje, si no el más chulo de su barrio.

La película trata de un menor de edad (de los de pelos en los huevos que se afeitan a navaja y que no cumplen ya los 30) que es detenido por enésima vez en Estados Unidos por hacer carreras ilegales. Su madre, para evitar que la cosa pase a mayores le manda a Tokyo con su padre, marine de profesión. Allí conoce a chica que le gusta, que casualmente es la hermana de un mafioso que le gana en una carrera pero él persevera hasta la tontada final en la que todos se ponen es su lugar. Otra más del género.

Buff, ¿qué quereis que os diga de una película cuya traducción castiza sería To petao y rabioso, derrapando en Tokyo? Pues eso, una película de coches que derrapan, que los tunean y que se rien de la autoridad. ¿Aporta algo nuevo? No. ¿Tiene algo que la haga merecedora de ir a verla? No, con la salvedad de las escenas de conducción al límite (que conforme ves 100 derrapadas las siguientes se hacen cansinas). Así que poco más os puedo decir, que sale Vin Diesel los últimos dos minutos para dejar a los fieles con la miel en los labios.

Resumiendo, un bodrio de carreras y coches tuneados que van derrapando por las calles de Tokyo. Muchos efectos especiales, pero ni engancha el guión ni interesa la historia. Además, ya sabes quien se queda con la chica y quien es humillado en la última carrera.

Para muy fans de la saga, o necesitados de logotomía cinematográfica.


Besitos.

P.D: Como nota curiosa, en Japón se conduce por la izquierda.

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