Furia de titanes
Director: Desmond Davids
Duración: Dos horazas.
Estreno: 1 de julio de 1981.
Espectadores: 955.449 de seres humanos.
Me gustan estas películas de rancios colores. Estas que pasan una y otra vez cuando se avecinan los periodos vacionales, veanse Navidades o Semana Santa. Me gustan por que puedes verlas un rato, irte a hacer palomitas, al servicio, a jugar con tus hijos, y cuando vuelves te siguen enganchando. La he estado viendo esta tarde, en lo que hacía más cosas. Y no sólo me he enterado, si no que me ha gustado mucho. ¿Ya no se saben hacer estas cosas? ¿Somos más magnánimos con el cartón piedra que con el ordenador? Quién sabe.
La película trata sobre los movimientos celestiales de la mitología griega. Al parecer Zeus tuvo un lío con una humana, convirtiéndose en lluvia (fino modo de decirlo, desde luego), y la preñó de Perseo. Pero hete aquí que el padre de la muchacha no se enteró que el preñador era el sumo cabrón, digo haceedor, así que les metió en una tumba de cartón piedra (es que flota) a madre e hijo y los lanzó al mar. Puff, se puso Zeus como un brazo de mar y le dice na menos que al dios del mar que saque al titán para que borre del mapa a la ciudad del rey asesino de hijas y nietos. De paso le da un abracito que lo funde. ¿Mola o no mola la idea? A mí me pone.
Tremenda, tremenda. Para empezar, el toque rancio de los efectos especiales de antaño, con movimientos imposibles, como si faltasen fotogramas, con cartón piedra por todos los lados, con todo lo necesario para pegarte al sofá. El argumento es totalmente de prensa rosa, que ya me advirtió mi querida suegra que para culebrones los mitológicos, donde todos son padres o madres de humanos y entre ellos quieren matarse a los chiquillos. Bien, lo que se dice bien, no se llevaban. Y lo más grande es el sabor a familia que tienen estas películas, a sentarte en el sofá a verla con un bol de palomitas gigantes tapado con la mantita y viendo como se mataban entre ellos las medusas, krákenes y la madre que los parió.
Resumiendo, clásico de aventuras sobre las disputas celestiales de la mitología griega. Sabe a periodo festivo, a siesta navideña con los chiquillos corriendo por la casa y tú asentando las comilonas en el sofá. Grandiosa.
Qué efectos especiales, qué efectos.
Besitos.
P.D: Sale la profesora (no me atrevo a escribirlo) de Harry Potter. La que es jefa de su casa y tiene cara de acelga.
P.D.2: Ah, y señoras en porretas sin venir a cuento. Que alegría encontrarse lindos pechos y sobrias posaderas en medio de una siesta.
Duración: Dos horazas.
Estreno: 1 de julio de 1981.
Espectadores: 955.449 de seres humanos.
Me gustan estas películas de rancios colores. Estas que pasan una y otra vez cuando se avecinan los periodos vacionales, veanse Navidades o Semana Santa. Me gustan por que puedes verlas un rato, irte a hacer palomitas, al servicio, a jugar con tus hijos, y cuando vuelves te siguen enganchando. La he estado viendo esta tarde, en lo que hacía más cosas. Y no sólo me he enterado, si no que me ha gustado mucho. ¿Ya no se saben hacer estas cosas? ¿Somos más magnánimos con el cartón piedra que con el ordenador? Quién sabe.
La película trata sobre los movimientos celestiales de la mitología griega. Al parecer Zeus tuvo un lío con una humana, convirtiéndose en lluvia (fino modo de decirlo, desde luego), y la preñó de Perseo. Pero hete aquí que el padre de la muchacha no se enteró que el preñador era el sumo cabrón, digo haceedor, así que les metió en una tumba de cartón piedra (es que flota) a madre e hijo y los lanzó al mar. Puff, se puso Zeus como un brazo de mar y le dice na menos que al dios del mar que saque al titán para que borre del mapa a la ciudad del rey asesino de hijas y nietos. De paso le da un abracito que lo funde. ¿Mola o no mola la idea? A mí me pone.
Tremenda, tremenda. Para empezar, el toque rancio de los efectos especiales de antaño, con movimientos imposibles, como si faltasen fotogramas, con cartón piedra por todos los lados, con todo lo necesario para pegarte al sofá. El argumento es totalmente de prensa rosa, que ya me advirtió mi querida suegra que para culebrones los mitológicos, donde todos son padres o madres de humanos y entre ellos quieren matarse a los chiquillos. Bien, lo que se dice bien, no se llevaban. Y lo más grande es el sabor a familia que tienen estas películas, a sentarte en el sofá a verla con un bol de palomitas gigantes tapado con la mantita y viendo como se mataban entre ellos las medusas, krákenes y la madre que los parió.
Resumiendo, clásico de aventuras sobre las disputas celestiales de la mitología griega. Sabe a periodo festivo, a siesta navideña con los chiquillos corriendo por la casa y tú asentando las comilonas en el sofá. Grandiosa.
Qué efectos especiales, qué efectos.
Besitos.
P.D: Sale la profesora (no me atrevo a escribirlo) de Harry Potter. La que es jefa de su casa y tiene cara de acelga.
P.D.2: Ah, y señoras en porretas sin venir a cuento. Que alegría encontrarse lindos pechos y sobrias posaderas en medio de una siesta.
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