La ley del silencio
Duración: 103 minutos.
Estreno: De 1954 nada menos.
El cine tiene una magia especial como bien ya sabemos, pero si nos parásemos a ver qué se esconde detrás de cada rodaje, de cada director, de cada actor, seguramente parte de esa magia desaparecería. Muchos actores han sido despreciables, los mejores rodajes fueron un infierno y los directores no han sido mejores. Por suerte lo que nos queda es su trabajo. En esta película, peliculón mejor dicho, es un reflejo, incluso un redimiento, de su director. Nos muestra como un delator es bueno y que se debe luchar por lo que cada uno considera justo. Respetable, pero opinable.
La película trata de un ex boxeador Terry Malloy (Marlon Brando) que pierde su combate clave, por lo que se ve condenado a trabajar para un gángster que tiene el control del puerto más importante del mundo. Elimina sin ningún tapujo a cualquier estibador que quiera denunciarle, por lo que Terry tiene que implicarse en un asesinato. A partir de conocer a la hermana de la víctima, y a un cura luchador por las libertades, comienza un proceso de transformación para derrocar el imperio que tiene montado el hampa.
Hubo una época en la que los actores tenían expresividad en sus caras, sus pieles parecían curtidas en mis batallas y sus gestos nos permitían entrever una riqueza de vida. Esta película es una de ese estilo. Cada uno de los personajes, hasta el más secundario, tiene interés e importancia en el argumento. Nos apetece saber más de ellos y nos damos cuenta rápidamente que representan a personas reales. La ambientación portuaria está muy lograda, con una muy buena fotografía. Marlon Brando actúa como los dioses, y eso que lo tiene difícil al lado de tan buen actor. Y el argumento lo tiene todo, todo lo necesario para ser una de las mejores películas de todos los tiempos.
Resumiendo, peliculón con mayúsculas, de esas que puede acercar al público actúal a los clásicos. Si además la aderezamos con la polémica de su director Elia Kazan durante la caza de brujas, y con el Marlon Brando más guapo que pudo haber, pues ya lo tenemos todo.
Para comprar la lata de la Fnac, que no aporta nada, pero queda bien en la estantería.
Besitos.
Momentos para el recuerdo:
Estreno: De 1954 nada menos.
El cine tiene una magia especial como bien ya sabemos, pero si nos parásemos a ver qué se esconde detrás de cada rodaje, de cada director, de cada actor, seguramente parte de esa magia desaparecería. Muchos actores han sido despreciables, los mejores rodajes fueron un infierno y los directores no han sido mejores. Por suerte lo que nos queda es su trabajo. En esta película, peliculón mejor dicho, es un reflejo, incluso un redimiento, de su director. Nos muestra como un delator es bueno y que se debe luchar por lo que cada uno considera justo. Respetable, pero opinable.
La película trata de un ex boxeador Terry Malloy (Marlon Brando) que pierde su combate clave, por lo que se ve condenado a trabajar para un gángster que tiene el control del puerto más importante del mundo. Elimina sin ningún tapujo a cualquier estibador que quiera denunciarle, por lo que Terry tiene que implicarse en un asesinato. A partir de conocer a la hermana de la víctima, y a un cura luchador por las libertades, comienza un proceso de transformación para derrocar el imperio que tiene montado el hampa.
Hubo una época en la que los actores tenían expresividad en sus caras, sus pieles parecían curtidas en mis batallas y sus gestos nos permitían entrever una riqueza de vida. Esta película es una de ese estilo. Cada uno de los personajes, hasta el más secundario, tiene interés e importancia en el argumento. Nos apetece saber más de ellos y nos damos cuenta rápidamente que representan a personas reales. La ambientación portuaria está muy lograda, con una muy buena fotografía. Marlon Brando actúa como los dioses, y eso que lo tiene difícil al lado de tan buen actor. Y el argumento lo tiene todo, todo lo necesario para ser una de las mejores películas de todos los tiempos.
Resumiendo, peliculón con mayúsculas, de esas que puede acercar al público actúal a los clásicos. Si además la aderezamos con la polémica de su director Elia Kazan durante la caza de brujas, y con el Marlon Brando más guapo que pudo haber, pues ya lo tenemos todo.
Para comprar la lata de la Fnac, que no aporta nada, pero queda bien en la estantería.
Besitos.
Momentos para el recuerdo:
- La escena inicial del salto de la paloma.
- El final, con un Marlon Brando finalizando lo que comenzó.
- La conversación con su hermano en el coche.
- La escena en que entra por la fuerza en la habitación de ella, para mostrarle su amor.
- La arenga del cura en el puerto.
- La lucha por trabajar, humillándose los trabajadores si es necesario.
- Cuando entra en el palomar y descubre que su admirador le ha matado a todas las palomas.
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