miércoles, agosto 15, 2007

Cuando ruge la marabunta

Director: Byron Haskin.
Duración: 95 más o menos.
Estreno: 1954.

Muchas veces somos muy permisivos con las películas que tienen una cierta cantidad de años, con las texturas empalagosas o con los vestuarios imposibles. Si se hicieran estas películas en nuestra época, la crítica se abalanzaría sobre ellas como hienas en un documental de televisión. Aún así, conservan ese rancio encanto que las ha convertido en clásicos. Si no, diganmé ustedes, de qué iba a ser un clásico una película de hormigas que nos muestra ene veces el mismo plano de hormigas atacando, o que pasa más de una hora hasta que se menciona la marabunta. Así es el cine.

La película trata sobre una mujer blanca que viaja a sudamérica a conocer a su esposo, dado que se han casado por poderes. Ella, ideal de la muerte, llega a encontrarse con un poderoso terrateniente que ha robado al río hectáreas de terreno para cultivar cacao. Pero el encuentro no es del todo satisfactorio, incomprensiblemente, dado que en vez de matarse como se matan a las cucarachas, se enzarzan en discursiones sobre el honor y no se que más. Ya hacía el final de la película, la mayor fuerza conocida por esas tierras, la marabunta, comienza a a acercarse a sus cultivos.

Mi suegra, que gran filón cinematográfico. Cuando me dijo de ver la de las hormigas, recordé vagamente dos cosas, la tensión que pasé cuando las hormigas construyen balsas con hojas para cruzar el río y que era en blanco y negro. Nada más ver que era en tecnicolor temí por que la tensión no fuera la misma. Y, efectivamente, nada que ver. El tráfago de los años le ha dado por todos los lados a esta película convertida en clásico. Para empezar, no se entiende que un tipo en la selva desde hace años no se abalance sobre su mujer y no salga de la habitación hasta que las hormigas le estén mordisqueando las canillas. Entiendo que los efectos especiales sean cutres y no me meto para nada con ellos. Eso sí, que saquen ocho veces el mismo plano, en distintos momentos de la película es tener un poco de morro.

Resumiendo, clásico maltratado por el paso de los años sobre una legión de hormigas que arrasan una parcela de sudamérica. Se hace algo pesada hacia la mitad de la película, con situaciones inverosímiles, y los diálogos han quedado muy desfasados. Pero nadie le podrá quitar la vitola de clásico.

Los clásicos no tienen estrellitas, amigos lectores.

Besitos.

P.D: ¿Donde compraría la hormiga atómica el casco?

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