lunes, mayo 23, 2005

El reino de los cielos

No entiendo porque no hacen más películas de estas de moros contra cristianos. Tienen todos los ingredientes para triunfar, y además se ve claramente quienes son los buenos y los malos. Los malos son los moros y los cristianos los buenos. ¿O no? Para los occidentales esto es así, y viceversa para los orientales. Y es que en temas de religión, no hay buenos ni malos, sino caraduras y engañados.

La película trata de un herrero que por casualidades de la vida, pierde a una esposa y su empleo en un santiamén, pero gana a un padre (que luchó con un flecha en un testículo, tenía que decirlo). Por más casualidades de la vida, el padre va a las cruzadas y nuestro Orlando Bloom (tiene nombre mezcla de tomate e insecticida) le sigue como perrito fiel. Viajan a Jerusalén, a intentar defender la ciudad, y sus tierras, del malvado Saladino y su ejército de sarracenos. Cuando llega a la ciudad, se da cuenta que eso de que los sarracenos son los malos y los cristianos los buenos, no es del todo cierto.

A decir verdad, el metraje del film es un poco excesivo. Dicho de otra manera, es larga de narices. La película no está mal, pero dado que lo que nos interesaba son las peleas a espadazos y no los amoríos de nuestro bisexual Orlando, se nos hace un poco peñazo. Y es que estas películas siempre están cortadas por el mismo patrón. Presentación de los personajes, presentación del escenario de la batalla final, escaramuzas para ir centrando el tema, rollo y más rollo sobre lo humano y lo divino, y finalmente la batalla final. Y luego hay una especie de corolario sobre la vida y la muerte. Y así son todas. Veasé Troya, El paso, El señor de los anillos, etc.

Resumiendo, que la película me ha gustado. La batalla final es la caña, aunque tiene para mí un pequeño fallo. Si saben perfectamente donde están las partes más frágiles de la defensa, ¿porque no la atacan al principio? ¿Les gusta ver morir a los suyos? Pero bueno, salvo ese problemilla, la película nos muestra las guerras "santas" que tanto daño han hecho. Y de paso nos enseña que las religiones han causado las mayores salvajadas que ha conocido el planeta. Gracias a Dios, que soy ateo, que sino vaya desilusión.

Besitos.

P.D: La lepra es de un asqueroso que no os lo imaginais.
P.D.2: En esa época la vida valía exactamente lo mismo que un cagarro de perro. Que triste.
P.D.3: Yo creo que el Orlando se queda con las ganas de darle un meneón al Saladino. No se yo si entre bambalinas no se desfogarían.

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